El bullying o acoso escolar es el proceso de abuso e intimidación sistemática y constante en el tiempo por parte de uno o varios niños/as hacia otro que no tiene posibilidad de defenderse o no quiere hacerlo. Es una violencia asimétrica (uno tiene el poder y el otro no logra enfrentarlo adecuadamente) y habitualmente ocurre a espaldas de los adultos. Este acoso puede o no extenderse al mundo virtual, lo que se llama ciberbullying.
El acoso escolar suele llevarse en secreto por parte de la víctima, debido a intimidaciones o a la vergüenza de contarlo, no obstante tiene una serie de indicadores que pueden ayudarnos a detectar esta situación. Aunque cada niño es diferente y se enfrenta a estas situaciones a su modo, un cambio de conducta y de actividades sin explicación, puede ser indicador de que algo está pasando.
Los signos típicos de acoso escolar son:
• Ridiculizados en el centro educativo: tienen motes ofensivos, son insultados habitualmente; no siendo un juego del que el niño participa, sino que sufre por ellos.
• Participación en peleas: en las que está en inferioridad. Es agredido o presionado para pelear.
• Reducido grupo social: tienen poca relación con sus compañeros de clase, son los últimos en ser elegidos para los juegos, se quedan solos en los recreos, y fuera del centro escolar no tienen actividades sociales con las personas de su edad.
• Dificultades para hablar en público: no hablan en clase (ni para bien ni para mal), pasan desapercibidos, y parecen siempre inseguros y nerviosos.
• Tristeza: ánimo caído y aparentemente preocupados. En casa pueden mostrarse enojados y ser desobedientes.
• Dificultades para mantener la atención y la concentración: esto se refleja en su rendimiento escolar (aunque no siempre es así).
• Pierden objetos o dinero: normalmente son entregados al acosador,
• Roturas: llegan a casa con la ropa y el material escolar roto o dañado.
• Negativa de ir al colegio: Se niegan a ir, fingen malestar, piden que se les acompañe, van por rutas alternativas para no encontrarse con sus acosadores.
• No salen a la calle: por desgana o temor, abandonar actividades que antes le gustaban.
• Trastornos psicosomáticos: dolores y malestar gástrico o de cabeza; intensificados el domingo porque el menor anticipa la llegada del lunes y con ello tener que ir a clase.
• Trastornos del sueño: insomnio, pesadillas, terrores nocturnos, enuresis (orinarse en la cama)
• Marcas: golpes, arañazos, rozaduras; que no explican o lo hacen sin credibilidad.
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