jueves, 1 de agosto de 2013

Qué cosas decir para complicar el desarrollo de nuestros hijos

Existe un sin fin de frases hechas y estereotipadas que hemos oído de nuestros padres y amigos, y que por costumbre también decimos sin pensar lo que puede estar recibiendo el menor. Algunas de estas frases pueden servir para desorientar y complicar el desarrollo de un menor saludable. Si quiere atormentar a los niños y causarles problemas en su autoestima utilice habitualmente estas expresiones.




1."Déjame en paz”

Quién no ha deseado un poco de paz. El problema es que, cuando habitualmente dices a tus hijos “no me molestes” o “estoy ocupado”, se internaliza ese mensaje y empezaran a creer que no tienes tiempo para ellos y es mejor buscar atención en otras personas. Si configura este patrón cuando sus hijos son pequeños, entonces pueden ser menos propensos a decir las cosas a medida que envejecen. Una alternativa es decir “Papá tiene que terminar una cosa. Cuando termine vamos a pintar". El menor no tiene que estar de acuerdo, pero sabrá que usted si tiene tiempo para él. 

2. Póngale etiquetas: "Malo, dócil, lento, trasto, listo"

Las etiquetas son atajos injustos para los niños: “¿Por qué eres tan malo con tu hermano?” o “¿Cómo puedes ser tan torpe?” A veces los niños nos escuchan hablar a los demás: “Es más lento que su hermana.” Los niños pequeños consideran que lo que dicen los adultos es cierto y eso les condiciona. 

3. “No llores”  “No te pongas así” “No seas bebé.” “No es para tanto" 

Los menores expresan sus emociones como saben y pueden, y viven sus experiencias de una forma diferente a la de los adultos. La alternativa a utilizar es la empatía; “Debes haberte sentido realmente triste cuando Pepa dijo que no quería ser tu amiga."

4. Compare a su hijo/a con sus hermanos o con los hijos de los conocidos

Puede ser que parezca útil usar como ejemplo a seguir a un hermano o a un hijo de amigo que destaque en alguna actividad o que se comporte como desearíamos que lo hiciera nuestro hijo. “Mira lo bien que Pepe se se está comportando”. Tu hija es ella misma, con sus habilidades y sus torpezas (esto no quiere decir que no pueda mejorar o incluso empeorar). Es natural que los padres comparen a sus hijos, para buscar un marco de referencia sobre sus logros o su comportamiento,  pero no deje que su hijo le oiga hacerlo. Los niños se desarrollan a su propio ritmo y tienen su propio temperamento y personalidad.  Hacer comparaciones no ayudará a que sean como la persona con la que le comparamos, puede ser incluso todo lo contrario, que busque ser aún más diferente o mine su autoestima (algo muy probable). 

5. Amenazar  

Las amenazas, por lo general son el resultado de la frustración parental y rara vez son eficaces. Decir; "Si vuelves a hacer esto..." no es de mucha utilidad. El problema es que tarde o temprano se tiene que hacer valer la amenaza o de lo contrario pierde su poder. Se ha encontrado que las amenazas de golpear a provocar más azotes. Algunos estudios han demostrado que las probabilidades de que un niño de dos años de edad repita una fechoría más tarde en el mismo día son del ochenta por ciento. No importa qué tipo de disciplina se utiliza. Así que es más eficaz para desarrollar un repertorio de tácticas constructivas, como la redirección, retirar al niño de la situación, o tiempos de espera, de lo que es confiar en los que tienen consecuencias negativas probadas, así como las amenazas verbales y los azotes. 

6. “Ya verás cuando llegue tu madre/padre a casa” 

Este familiarizado cliché de crianza no es más que otro tipo de amenaza. Para ser eficaz en la disciplina tiene usted hacerse cargo de la situación de inmediato y no esperar a un tercero. La disciplina que se pospone no conecta las consecuencias con las acciones de su hijo. El amenazar con la llegada de alguien para que imparta justicia también nos está quitando autoridad.

7.  “¡Date prisa!” 

Esto es algo que le pasa a todo padre cuyo hijo/a se levanta tarde, es lento en vestirse o remolonea para llegar tarde. Es difícil que un adulto no se ponga nervioso o enojado con alguien metiéndole prisa, a un menor le ocurrirá en mayor medida. En lugar de acoso verbal lo mejor es anticipar el tiempo que necesita y avisarle del tiempo que disponemos para hacer las cosas y del tiempo que el menor suele tardar.

8. "Es tu responsabilidad"

Evita alabar algo bien hecho de tu hijo, y si reclama utilizar es manido "es tu responsabilidad" para que no se pueda sentir orgulloso de lo que hace bien y no reforcemos así las conductas positivas para que no se repitan más. Una alternativa es usar las alabanzas con mesura, es decir, no todo lo que está bien hecho merece ser reconocido con grandes palabras, pero si con un "gracias" o un "guiño".


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