martes, 27 de noviembre de 2012

Crecimiento Personal

El crecimiento personal en psicología abarca un amplio espectro de ideas de acuerdo a la escuela terapéutica a la que consultemos (psicodinámica, gestáltica, transpersonal, cognitiva, conductual, etc); si bien podemos acercarnos con una sencilla definición que sería la de ajustar nuestro mundo interior y exterior, es decir, conocer quiénes somos y dónde estamos; y aunque lo habitual es responder con escepticismo a la propuesta de aprender más de uno y del entorno (cuantos más años se tienen más se cree que estamos seguros de la verdad de uno y del mundo), lo cierto es que lo aprendido se ha vuelto automático con el paso de los años y ya no solemos ser conscientes de nuestras propias acciones, pensamientos, sentimientos o contextos en el cual nos encontremos. 

Voy a ejemplificar lo que he dicho con una pregunta; ¿qué ocurre cuando por accidente pisamos a alguien? Las respuestas pueden ser varias aunque las resumiré en dos: hay gente que se disculpa, gente que no dice nada. Aquí está el automatismo, el suceso ocurre y no va a más, pero hay mucho detrás de un hecho tan simple; el que no dice nada, ¿se calla por vergüenza o por soberbia?, la vergüenza de dónde viene y para qué le es útil, o la soberbia para qué le sirve; en qué más aspectos somos vergonzosos o soberbios, y un sinfín de preguntas que dan una visión más completa de quién es uno. Ser uno, saber quién se es, no es ser una buena o mala persona, es conocerse para entender cómo somos y así aceptar lo positivo y lo negativo que tenemos, las limitaciones y las potencialidades, y entender nuestras acciones o la falta de las mismas. 

Todo esto suena positivo, suena a mejora personal, a cambios vitales, pero exponerse para crecer no es fácil puesto que salir de nuestra zona de comodidad es complicado, aventurarse en técnicas de autoconocimiento o remover asuntos pendientes que teníamos estables no suele ser un plato de gusto, por lo que la decisión es siempre algo personal, un paso que mucha gente no da o ni se plantea dar. 

A quienes se atreven a empezar el camino, ánimo, no desesperen porque cada paso dado aunque sea duro, aunque cause lágrimas, les proporcionara un tiempo nuevo. 

“Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla es la mejor manera de adaptarse a la realidad.” David Viscott


sábado, 24 de noviembre de 2012

Las ranas en la nata

Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata intentando llegar al borde del recipiente, pero era imposible; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse más. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar. Una de las ranitas dijo que era inútil intentar salir de allí.Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco. La otra rana, más persistente, siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas. Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla. Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa.

Jorge Bucay